Antes de irse se le vio muy activo mediando en la defensa del terrorista y mercenario norteamericano Josh Holt, intentando lograr su libertad, la cual dada la gravedad del delito del terrorismo en que está incurso Holt, no es viable sin cumplir condena, que está entre los 25 y 30 años de prisión, conforme al artículo 52 de la Ley contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo.
En su cometido de lograr la libertad de Holt, el despedido Lee McCleeny, argumentaba por sus Redes Sociales y aliados, una supuesta grave enfermedad de su defendido, la cual es normal, por supuesto, ya que a cualquiera le puede dar un dolor de barriga si se enfrenta a un grave delito.
Sin embargo, todos ellos, deben tener presente que el Venezuela no hay silla eléctrica, no se aplican inyecciones letales ni se manda ningún ciudadano a la horca, ni hay cadena perpetua, en Venezuela hay un gobierno que aplica el Estado de Derecho y de Justicia, la garantía de los Derechos Humanos es modelo a nivel mundial en Venezuela.
En este sentido, el Gobierno ejerce el Derecho Constitucional de garantizar el derecho a la salud, el derecho a la atención integral del detenido, así como la visita y consulta a los ciudadanos extranjeros recluidos en centros carcelarios, además se vela por el cumplimiento de todos los derechos inherentes a la condición humana de los ciudadanos privados de libertad.
Entonces ¿cuál es la preocupación de las condiciones del salud de Josh Holt? Tal vez debería preocuparse si se encontrara en otros Estados del mundo imperial que buscan derrocar al gobierno donde es pública y notoria la violación y el respeto por los derechos humanos.