Los secretos de “El Delfín Negro”, la prisión de los criminales más peligrosos de Rusia
En el límite de Rusia con Kazajistán se encuentra la prisión que alberga los criminales más peligrosos del país. Más de 700 prisioneros condenados por pedofilia, canibalismo, terrorismo y asesinos seriales habitan el lugar de máxima seguridad y que se levantó en hace más de cuatro siglos.
Aunque ya se hablaba de ella en 1745, fue construida en 1773. La Institución Federal Gubernamental (FKU) de la Colonia Penitenciaria IK-6 UFSIN de Rusia del Óblast de Oremburgo, más conocida como Delfín Negro, fue durante un tiempo un campo de trabajo forzado, pero desde el año 2000 comenzó a recibir sólo sentenciados a cadena perpetua.
El nombre de Delfín Negro proviene de una escultura que está en la entrada del establecimiento que crearon los mismos presos, pero no se conoce el autor de la misma.
Su reputación no ha variado en todos estos años, es la prisión más dura de Rusia, los internos permanecen las 24 horas en pequeñas celdas reforzadas por tres puertas de acero y sólo tienen una hora y media para realizar ejercicio mientras los guardias registran las instalaciones.
Vigilados continuamente y bajo un estricto control de los guardias y de las cámaras que están instaladas en todo el establecimiento, los reos son trasladados esposados en posición fetal con las manos en la espalda, para reducir su
capacidad de movimiento.
De esta forma los guardias tienen mayor control sobre la situación y evitan intentos de agresión.
Según las estadísticas, los 700 reclusos han matado a más de 3.500 personas, un promedio de 5 por interno.
Son pocas las imágenes que se han tomado del interior de esta cárcel, pero un equipo de National Geographic pudo ingresar y conversar con los guardias. Uno de ellos, Denis Avsyuk, explicó el funcionamiento y cómo está compuesta la población del Delfín Negro.
Aunque las celdas admiten más internos, sólo se aloja uno.
Cada interno es mantenido en su celda aislado del resto y cuando salen durante esos 90 minutos permitidos por día, lo pasan en un patio de ejercicios de concreto y barras. Su alimentación consiste en sopa y pan cuatro veces al día y se las entregan en las celdas.
“Si estás constantemente pensado sobre qué es este lugar, qué te espera, que nunca recuperarás la libertad, que te han dejado solo, no lo podrás sobrevivir” cuenta uno de los internos, Nikolai Astankov, condenado por matar a una familia entera y enterrar sus cuerpos en el bosque.
Las celdas se cierran con triple puerta de acero.
Los internos sólo salen de la celda 90 mintunos por día.
“Estamos siendo filmados todo en tiempo en la celda, por lo que estás siendo monitoreado a cada hora. Además, hay detectores de luz y movimiento, y encima cada 15 minutos un guardia pasa por las celdas y debes estar constantemente en alerta”.
El caníbal Vladimir Nikolayev, uno de los asesinos más famosos de Rusia, también está dentro del Delfín Negro.
Asegura que mató accidentalmente a un hombre en una pelea de borrachos antes de probar el gusto de la carne. “¿Qué iba a hacer? Lo arrastré hasta el baño, lo desvestí y comencé a cortarlo”.
“Corté su cabeza, brazos y piernas y de repente sentí que algo me llamaba y pensé en probarlo. Corté un pedazo de carne de su muslo y lo herví. Lo probé y no me gustó, entonces lo corté y lo freí en una sartén” contó para una entrevista de un programa de televisión.
“Le di algo de carne a uno de mis amigos, se la llevó a su casa y se la dio a su mujer. Ella preparó albóndigas, que comió ella y sus hijos”.
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